La flexibilidad la entendemos como la habilidad que tiene el sistema para responder a las diferentes condiciones de cambio en la demanda y la generación  en todas las escalas y horizontes de tiempo. Definimos que el SIN es flexible si es capaz, de forma económica, confiable y segura, de:

  • Mantener el equilibrio de la oferta y la demanda, utilizando de forma adecuada la matriz de generación esperada aprovechando la complementariedad entre los recursos que la componen, incluido el almacenamiento de energía estacional, diario y horario.
  • Satisfacer los picos de demanda y garantizar la disponibilidad y controlabilidad de las reservas de potencia activa para contrarrestar las desviaciones de generación y demanda, así como las rampas de demanda neta, garantizando en balance carga-generación en todos los horizontes de tiempo.
  • Tener la capacidad de transportar de forma segura la potencia producida en los centros de generación hacia los centros de consumo, sin que se generen limitaciones en recursos de generación por limitaciones en la red.
  • Atender la demanda de manera segura, confiable y económica, garantizando el cumplimiento de los límites y criterios de calidad para el voltaje y la frecuencia en estado estable y ante contingencias.

Estos atributos los evaluamos bajo cuatro tipos de flexibilidad, la flexibilidad por energía, la flexibilidad por potencia, la capacidad de transporte y la seguridad, tal como se observa en la figura 1.